Herencia, selección natural e ideologías políticas

Leo en La revolución naturalista una excelente entrada sobre el concepto de herencia y selección natural en la izquierda de ayer y hoy. Interesante además porque sin mencionarlo apunta un poco el debate entre los biologías evolucionistas: Dawkins y  Lewontin ( a quien he citado mucho en este blog sobre Biología del desarrollo y reduccionismo genético aquí, aquí , aquí y aquí) Lewontin  critica ( junto con S.J. Gould) el reduccionismo genético de la ventaja adaptativa de la selección natural sostenida por Edward O. Wilson y Richard Dawkins.  Por su parte Richard Lewontin postula que la selección natural no empieza y termina con los genes, sino que otras unidades evolutivas pueden ser partícipes  construyendo y evolucionando de manera interactiva con su entorno en el camino.

Pero yendo al punto, la propuesta de Lewontin  y Gould, que rechaza el determinismo genético,  ha sido asumida por la izquierda neoprog y la propuesta sostenida por Dawkins  y Wilson,  a saber a grandes rasgos,  el gen es la principal unidad de selección de la evolución y la selección natural es una selección egoísta, incluyendo comportamientos tales como la  cooperación y el altruísmo, que sirven para la competencia del gen más apto, ha sido asumida por la derecha.

Pero es interesante leer la entrada de Eduardo Robredo (que reproduzco y de la cual recomiendo la lectura de los comentarios a dicha entrada) precisamente sobre estos puntos: herencia, fenotipos adquiridos y selección natural en la izquierda, pues quienes piensan que Marx o Engels no creían en el factor hereditario de la selección natural  y en la competencia entre los más aptos (lo cual es comprensible en el siglo XIX) se llevarán una sorpresa , pues al final la teoría de la evolución aplicada a la sociedad (léase ideologías políticas) no diferenciaba mucho en estos puntos, a Spencer de Marx :

La izquierda frente a la naturaleza humana

Eduardo Robredo


« La idea de herencia se puede dividir en una parte natural, referida al « conjunto de caracteres fenotípicos y del genoma que transmite un individuo a su descendencia » y en otra cultural, jurídica, como « la práctica de pasar propiedades, títulos y obligaciones luego de la muerte de una persona ». « Herencia » además, suele tener también una acepción política, cuando se refiere al legado político que recibe una sociedad, particularmente cuando se produce un cambio de régimen (por ejemplo, la « herencia franquista » vista desde la democracia). Podríamos incluso entender que los « neoprog » son izquierdistas resueltos a liberarse de la « herencia utópica » de la izquierda, para tratar de articular una izquierda racionalista.

Históricamente, es cierto que las revoluciones del siglo XIX, por lo común asociadas con la izquierda política, entrañaron un importante cambio en el régimen legal de la herencia. Pero la revolución no se propuso abolir la herencia jurídica `[*], ni la propiedad privada (un escándalo para Marx) sino sólo la primogenitura en la herencia de la propiedad territorial . La idea de abolir la herencia o de alcanzar una « igualdad material » de todos los hombres es un proyecto tantas veces refutado -a pesar de que fuera sostenido por la izquierda socialista- que parece ocioso dedicarle algún argumento a éstas alturas. Los mismos « neoprog » distinguen una « izquierda pragmática » que tiene en cuenta las restricciones (de la naturaleza y la sociedad humana, suponemos) diferente de la « izquierda utópica ». Probablemente Peter Singer se refería más o menos a lo mismo cuando sugería que la izquierda necesita un « nuevo paradigma ».

Aún es posible detectar elementos utópicos (e incluso distópicos) y desde luego antinaturalistas, en ésta propuesta « neoprog ». En primer lugar, al crear una figura antropomórfica de la selección natural: « La herencia genética es el prototipo de rasgo injusto », y al calificar en consecuencia como ilegítima « cualquier forma de transmisión de las oportunidades de padres a hijos ». Delicados y poco claros movimientos transhumanistas que, en resolución, nos sitúan a sólo unos pocos pasos de los proyectos eugenésicos defendidos en su tiempo por la « izquierda socialista ».

Citoyen aporta una cita Dworkin que no ayuda mucho a resolver el debate. El dilema es el siguiente:

Si uno se declara relativamente « agnóstico » con las leyes actuales de la herencia jurídica, y todo consiste en aludir a una vaga intención de redistribuir las oportunidades de modo más igualitario, pero sin llegar a la abolición de la propiedad, la herencia, y la institución familiar, entonces no cabe identificar esta postura exclusivamente con la « izquierda ».

Pero si lo que se pretende es algo bastante más ambicioso, es decir, alcanzar la igualdad material y natural de los hombres, no sólo a través de la reforma de las instituciones (Darwin: « Si la miseria de nuestros pobres no es causada por las leyes de la naturaleza, sino por nuestras instituciones, qué grande es nuestro pecado ») sino a través también de la reforma tecnológica de la naturaleza humana (una especie de « transhumanismo socialista »), entonces que se diga claramente. »

Acá me atrevo a agregar al segundo párrafo de la entrada de Robredo una cita a Marvin Harris : La convergencia entre Marx y Spencer pp 194

« (…) Marx compartía con Darwin y Spencer aquella curiosa fe decimonónica en la capacidad de la violencia y la lucha para provocar un perfeccionamiento social ilimitado. (…) De hecho,Marx denunciaba lo mismo que Spencer,los nocivos efectos de la disminución de la competencia. La única diferencia estaba en que para Spencer el peligro residía en la posibilidad  de que los individuos se las arreglaran de algún modo para evitar la selección natural guiados por un altruismo mal orientado, mientras que en la versión marxista del progreso a través de la lucha lo peligroso era que una clase fuera incapaz de reconocer a la otra como enemiga. La veneración fetichista que a Spencer le inspiraba la competencia, manifiesta en su expresión « supervivencia de los más aptos », tiene su contrapartida en la sugestión que sobre marx ejercían las « contradicciones » hegelianas. La lucha de clases es simplemente una expresión de la irreconciliable competencia entre el proletariado y la burguesía por el control  de los medios de producción. »

Es por demás interesante cómo la Teoría de la evolución ( gestada desde la Ilustración) , dio lugar a las ideologías políticas modernas, ( Aunque como apunto en La moderna construcción científica del nosotros civilizado y el otro primitivo: La teoría evolucionista en la antropología

La interpretación equivocada de dicha teoría dio como consecuencia al darwinismo social, cuya sobrevaloracion de los factores hereditarios como elementos causales de la conducta humana seria la base científica de los proyectos de desarrollo económico y teoría política del último cuarto de siglo del XIX y principios del XX, que dieron lugar además a los mas exacerbados nacionalismos étnico-hereditarios en Europa, así como las más exacerbadas de las justificaciones para usar como instrumentos de selección social, la guerra y la dominación política, económica y cultural por medio de la colonización de otras culturas.

renovándose hoy en día  en el neodarwinismo, a saber la fusión de la teoría clásica de la evolución de Darwin con la genética moderna ( desciframiento del código genético), incluyendo la teoría del equilibrio puntuado de Niles Eldredge y Stephen Jay Gould,* que postula que existen épocas sin cambios (tramos verticales del árbol) y momentos en los que se forman muchas especies, en intereacción con el ambiente, y como mencionamos más arriba, la propuesta sostenida por Dawkins  y Wilson:  el gen es la principal unidad de selección de la evolución la que se realiza de manera gradual y lenta.

*Dawkins (1986) opina que el Equilibrio Puntuado no representa una nueva teoría, sino una modificación al concepto neodarwinista debido a la variación de la tasa de evolución, constituyendo de esta forma una complementación al darwinismo. Fuente : Desmontando mitos –  Entendiendo la evolución. El Equilibrio Puntuado

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